La necesidad de lo intangible
Artículo de opinión de Santiago Peraita.

Santiago Peraita, patrón de la Fundació Horta Sud y director financiero del Grupo Ugarte Automoción, subraya en este artículo la importancia de fortalecer, apoyar y ayudar al desarrollo del tejido asociativo para avanzar hacia una sociedad cohesionada y crítica.
24 Juliol 2020 – Vamos a salir de ésta y “no vamos a dejar a nadie atrás”. Palabras del Presidente del Gobierno referidas a la crisis del COVID-19. Claro que cabría preguntarse si fue una exageración fruto del momento, si fue una manifestación de intenciones o deseos y, lo que es más importante, si realmente tenía todos los instrumentos y capacidades para cumplirlo.
Es cierto que sin voluntad política no hay nada que hacer y la capacidad de ejecución máxime con la ayuda conjunta de Europa, es grande o, mejor dicho, muy grande. Pero para que efectivamente las acciones del Gobierno surtan el máximo efecto posible, y para que las personas, en definitiva, tengan mejores probabilidades de “no quedarse atrás”, se necesita algo más que un Gobierno valiente y decidido. Esto último es condición necesaria, aunque me temo, que no suficiente para poder llegar a todos y en estas circunstancias.
Para que las cosas funcionen para todos, muy especialmente en una situación excepcional en la que vamos a ver lo mejor y lo peor del individuo y del colectivo, la sociedad civil debe confiar en sus gobernantes y en sí misma. Las personas deben confiar en las personas. En definitiva, la sociedad civil debe estar cohesionada.
Ahora entramos en el terreno de lo intangible; intentos de medición del así llamado por algunos “Capital Social de una Sociedad” ha habido, entre ellos, el del propio Banco Mundial, que intuye y entiende que la construcción de redes sociales entre miembros de la comunidad, y entre las propias redes, es una manera de mitigar la pobreza e incluso de reducir la violencia en ciertas sociedades azotadas por ésta. Eso sí, medir, es harina de otro costal.
Si bien es cierto que la escurridiza naturaleza de lo intangible dificulta su medición en términos cuantitativos y, por tanto, no forma parte de las parrillas de indicadores guía, ello no debería ser un impedimento para que los gobiernos, a la hora de concebir y ejecutar sus políticas públicas, también tengan en consideración el importante papel que juega el capital social.
Para colmo debemos tener presente que una sociedad civil con confianza en sí misma y capacidad crítica, no se alcanza de la noche a la mañana. Es un proceso largo y siempre inacabado, que hay que mimar, hay que cuidar y debemos empujar todos; cada uno desde su posición. De ahí su incalculable valor, dado que la configuración de esta dimensión de naturaleza intangible también implica el progreso y la transformación de la propia sociedad.
Esta cohesión y confianza se construye a lo largo de los años trabajando en la creación de redes sociales de cooperación, normalmente a través de asociaciones horizontales creadas por ciudadanos para desarrollar una actividad concreta: lúdica, cultural, social, o de cualquier otra índole. En realidad, el fin de la asociación no importa a los efectos de este artículo, ya que todas ellas conforman la red social que va a aportar la confianza ciudadana necesaria desde la crítica y la información, además de reforzar la figura social del individuo y su autoestima. La idea de fondo es que nadie juegue solo a los bolos.
Estas redes ayudan a las personas a reconocer al otro y, por tanto, a preocuparse por el otro. Este asunto es de capital importancia en sociedades, como es nuestro caso, que tienden al individualismo y a hacer recaer sobre el individuo tanto lo bueno como lo malo que le pueda pasar. No hay más que asomarse un poco a los efectos de la crisis del 2008 sobre buena parte de la ciudadanía y de cómo, entre todos, acabamos culpabilizando a individuos que, sin comerlo ni beberlo, acabaron en el fondo del hoyo.
Fortalecer, apoyar y ayudar al desarrollo del tejido asociativo de nuestra comunidad. Apostar por facilitar su interrelación, reconocer su labor, asesorar y acompañar a las diversas asociaciones, es necesario para crear comunidad, para que nadie se quede atrás, para tener una sociedad cohesionada y crítica.
Pero ésta, como he comentado antes, es una labor de todos y cada uno de nosotros, individuos e instituciones. Hoy estas redes ayudan, esperemos que mañana sean más fuertes, las necesitaremos para reconstruir nuestra sociedad.