
Piensa en tu planeta, asóciate
Salva Moncayo – Cofundador de la cooperativa energètica AeioLuz

“Utilicemos el uso de la energía como excusa para organizarnos. Quien pague alguna factura de electricidad o de gas sabe a qué me refiero. El Sol nos la regala cada día y tenemos que ser capaces de aprovecharla para superar este invierno que tantas voces pintan fatal, y yo estoy convencido que nos va a obligar a mejorar la comarca que compartimos”
Como alegoría a este mantra que tanto venimos utilizando de “piensa en global, actúa en local” persigo en este artículo tranquilizar a quien lo lea. Estas seis palabras que nos ayudan tanto a reflexionar sobre lo posible de nuestra acción en el barrio, cuando nos desesperamos queriendo arreglar el mundo más allá de nuestras posibilidades.
También es cierto que todavía hay quien no se ha puesto nervioso.
PIENSA EN TU PLANETA
La gran revolución de la globalización planetaria del último siglo nos ha demostrado lo genial que ha sido respecto del conocimiento y lo intangible de la información, pero lo incapaz de mantener los equilibrios respecto de los bienes materiales. Se ve claro lo que quiero decir con el ejemplo de las mascarillas que tanta falta nos han hecho estos últimos años. Algo tan sencillo como una mascarilla quirúrgica, tiene que cruzar el océano o venir en avión viajando más de 8.000 kilómetros.
Por otro lado la caja tonta, también llamada televisión, nos vomita cada día, sin opción a réplica, las tragedias más mundanas y nos retrata las trescientas personas malas malísimas que generan los mayores conflictos. Sin acordarse del resto de habitantes del planeta, los otros más de siete mil millones. Verás que muchas veces los conflictos que nos cuentan vienen dados por la codicia y las ansias de poder. Un poder relacionado normalmente con el control de bienes de primera necesidad como la energía. Quien controle la energía que necesitamos tendrá el poder. Y entonces se construyen tuberías muy gordas que transportan petróleo o gas a grandes distancias para luego bombardearlas bajo el mar y dejarlas inservibles para siempre. Y generan una cosa que llaman “mercado”, otras veces “sistema” que lo que hace es que cada vez nos cueste más, lo mismo que antes costaba menos.
Es cierto que estamos en plena EMERGENCIA CLIMÁTICA (con mayúsculas por su importancia). Es cierto que la cosa está fea y parece que este invierno va a ser muy duro. Es cierto que estamos en una guerra abierta en Europa (otra vez!!!) y que aunque esté al otro lado del continente nos está tocando y nos tocará más si se alarga en el tiempo. Está bien que tengamos esto presente.
ACTÚA LOCALMENTE
Tenemos que “actuar en local” y las oportunidades son infinitas.
Hablando de energía. Hace ya un tiempo que alguien hizo el experimento de estrujar una composición de un material llamado silicio (que constituye el veintiocho por ciento de la corteza terrestre, casi nada) para configurarlo en unas plaquitas que si las expones al sol generan electricidad. Esa tecnología que hemos llamado fotovoltaica ya está madura. Tan madura que cualquiera puede comprar un panel en el centro comercial más cercano y enchufarlo, cual lavadora o microondas, directamente a la toma de la terraza de su casa. Aunque esto no se explica de esta manera tan rotunda en la tele de cada día, es un hecho revolucionario de primera magnitud. Nadie se tiene que pelear por el control de la energía porque la energía llega a todas las casas. Incluso a las de las plantas bajas de los edificios porque legalmente ya podemos compartir la generación eléctrica de las instalaciones que pongamos en cada terraza comunitaria.
Si además sabemos donde tenemos los mayores gastos en energía, podremos valorar toda la trayectoria desde que la producimos, hasta que la usamos y además ser lo más eficientes posible. Y esos gastos más importantes los hacemos en tres capítulos: producir alimentos, mantener el confort en nuestros hogares y movernos para llevar a cabo las tareas que nos tocan en el contexto social en el que vivimos.
Respecto de la alimentación solamente hay que citar el nombre de nuestra comarca: “Horta Sud”.
Potenciar la huerta existente ya profesionalizada y reactivar los terrenos que ahora mismo no producen. Reorganizar la cadena de suministros interna para facilitar el acceso a la producción local. Dentro del capítulo de la alimentación e insistiendo en la necesaria eficiencia, debemos tener el cuidado en no desperdiciar los alimentos producidos, y también el cerrar el ciclo de todos los deshechos compostables para volver a alimentar las plantaciones siguientes.
Mantener el confort de nuestros hogares siempre será un reto porque nos hemos condenado a utilizar energía para todo y eso exige un reaprendizaje para necesitar la mínima posible. No consiste en pasar frío o calamidades. Consiste en mantener un confort suficiente en nuestros hogares, utilizando un tercio de la energía que ahora mismo gastamos. Aunque parezca imposible, con información y tesón, podemos conseguirlo. Electrificando todos los servicios que ahora tenemos con otras fuentes de energía como podría ser el gas. Sustituyendo cuando se rompan, los electrodomésticos por unos mucho más eficientes. Haciendo un uso consciente de la energía vamos a conseguir mucho más de lo que imaginamos.
Diseñar nuestra propia ciudad de quince minutos. Localizar los servicios básicos cotidianos de cercanía e intentar ir andando o en bicicleta al máximo de tareas que tengamos que acometer. Utilizar el servicio público y dejar de ver el coche como un elemento de estatus. Compartir vehículos eléctricos con una visión práctica. Un coche es una vulgar herramienta con ruedas y volante que nos ayuda a llegar con libertad a los sitios sin mover mucho las piernas, pero nos resulta un verdadero problema cuando llegamos al destino y no podemos subirlo en ascensor a donde nos dirigimos y no encontramos donde aparcarlo. Recordemos siempre que el vehículo que menos contamina es el que no se compra.
Todas estas propuestas son realidades a pequeña escala que debemos copiar y mejorar.
Ya contamos en nuestra comarca con huerta y distribución de alimentos locales y de temporada. Incluso con iniciativas que cierran el círculo alimentario cuidando los residuos orgánicos para devolverlos a la cadena de producción desde su inicio.
Ya existen ayuntamientos preocupados en dar información práctica sobre contratación, rehabilitación y eficiencia energéticas para que el vecindario tome las mejores decisiones. Ya es posible instalar paneles fotovoltaicos en nuestra comunidad de propietarios o compartir la instalación que se haga en la azotea más cercana a nuestro hogar.
Ya se están potenciando los carriles bici que interconecten los municipios de la comarca. Ya se están compartiendo en municipios de L’Horta Sud vehículos eléctricos entre vecinas y vecinos.
No hay que inventar nada.
“La gran revolución de la globalización planetaria del último siglo nos ha demostrado lo genial que ha sido respecto del conocimiento y lo intangible de la información, pero lo incapaz de mantener los equilibrios respecto de los bienes materiales”
ASÓCIATE
Es importante aunar mensajes y esfuerzos. Es fundamental remar en la misma dirección. Es vital que en nuestros municipios se oiga la necesidad de poner en agenda política acciones que engrasen la maquinaria de la participación y los cuidados.
Ni siquiera hay que inventar nada para activarnos como ciudadanía. Ya existen en la comarca más de 2.000 asociaciones de distinta índole. Culturales, deportivas, falleras, de mayores, de jóvenes, de amas de casa…. Es tiempo de actuar.
Utilicemos el uso de la energía como excusa para organizarnos. Quien pague alguna factura de electricidad o de gas sabe a qué me refiero. El Sol nos la regala cada día y tenemos que ser capaces de aprovecharla para superar este invierno que tantas voces pintan fatal, y yo estoy convencido que nos va a obligar a mejorar la comarca que compartimos.
Está todo por hacer. Asóciate. El momento es ahora.