
Horta Sud, marcando el norte
José Luis Palacios – Cofundador Movimiento Laico y Progresista de Aragón

“Por su trabajo bien hecho. Por marcarnos el norte, en tiempos en lo que todo se desvanece, incluso la voluntad y la conciencia de hacer las cosas bien. De hacer las cosas para mejorar la vida. Para eso existimos los colectivos y los activistas sociales”
“Igual que en la vidriera irrespetuosa
De los cambalaches se ha mezcla’o la vida
Y herida por un sable sin remaches
Ves llorar la Biblia junto a un calefón.”
“Cambalache”. Enrique Santos Discépolo.
Que el mundo es injusto y que hay que cambiarlo lo sabemos hace mucho. Con ecos de tango: “…que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el 510 y en el 2000 también…”. Pero que el siglo veintiuno es un despliegue de maldad insolente ya no hay quien lo niegue: feminicidios, guerras, hambre, desigualdad, xenofobia, …, salarios que no nos permiten vivir.
Que la única manera de cambiarlo es juntarnos, hacernos conscientes, disponernos a actuar para cambiar la vida, a lo que nos animaba Rimbaud, y cambiar el mundo, a lo que nos invitaba Marx, lo sabemos también.
Lo que no sabemos es cómo hacerlo. Cómo organizarnos en esta sociedad injusta para que deje de ser una sociedad injusta. El tejido social en España, débil si alguna vez no lo fue, hace tiempo que perdió el norte; su capacidad para organizar a la sociedad. Las intervenciones desde las Administraciones públicas, cuando portan voluntad de cambio y mejora social no parecen vencer las resistencias del poder real de los poderosos de la Tierra; capaces de mantener un orden mundial basado en la depredación del ser humano, en la suicida degradación del Planeta.
Así es. No sabemos hacerlo. Cuarenta años de democracia no han capacitado a la sociedad civil organizada para alcanzar unos niveles de bienestar mínimos: un trabajo digno y suficientemente remunerado. Una vivienda para todos. Un horizonte de futuro para los jóvenes. Una igualdad real para la mujer, donde su vida no dependa del grado de maldad y agresividad de su maltratador. Una posibilidad real y efectiva para aquellas personas que no pudiendo vivir en su país de origen no podemos aceptar que vivan entre nosotros en régimen de semi esclavitud.
Así es. Tras siglos de civilización, las sociedades avanzadas pierden derechos y bienestar. Y en las que no lo fueron nunca, la mera supervivencia es una conjetura cada día. Pon el telediario de esta noche. Te convencerás: “¡Siglo veinte, cambalache problemático y febril!… El que no llora no mama y el que no afana es un gil! ¡Dale nomás! ¡Dale que va! ¡Que allá en el horno nos vamos a encontrar! ¡No pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao! Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley…”.
Por eso, cuando una fundación como Horta Sud cumple 50 años analizando e impulsando a la sociedad civil; valorizando y fortaleciendo al asociacionismo democrático, debemos celebrarlo.
Por su trabajo bien hecho. Por marcarnos el norte, en tiempos en lo que todo se desvanece, incluso la voluntad y la consciencia de hacer las cosas bien. De hacer las cosas para mejorar la vida.
Para eso existimos los colectivos y los activistas sociales.
Por eso, cuando una entidad encuentra las claves metodológicas, unas praxis exitosas, es un tesoro a conservar. Lo veo desde Aragón, leyendo vuestras publicaciones, admirado de la voluntad de transformación que portan vuestros proyectos: “Somos Súper”, “Històries de Superació”, “Anònimes, Camins pel Canvi”,…
Imagino que detrás de vuestros éxitos hay esfuerzo y dificultad. Y voluntariosas personas conjuradas, cada día y cada hora, a hacer de la Fundación Horta Sud lo que sus estatutos le conminan a ser – y que tantos proyectos cívicos e institucionales han abandonado-: “enfortir el moviment associatiu, essencial per configurar el que volem arribar a ser: una societat més justa i compromesa amb els drets humans i els valors democràtics que treballa pel progrés des de la diversitat de les persones”.
“Con cinco líderes como él, con cincuenta asociaciones como las que impulsáis, con quinientos militantes como los que conforman vuestro rico tejido social, con una fundación como la de Horta Sud, las comarcas de nuestra España serían plataformas de transformación, escenarios de una vida plena”
Conozco desde hace treinta años a uno de esos esforzados. Julio Huerta. Lo he visto crecer como activista y técnico social. He compartido con él la pérdida de algunas certezas, pero jamás las ilusiones por la mejora de la sociedad.
Con cinco líderes como él, con cincuenta asociaciones como las que impulsáis, con quinientos militantes como los que conforman vuestro rico tejido social, con una fundación como la de Horta Sud, las comarcas de nuestra España serían plataformas de transformación, escenarios de una vida plena.
Así queremos ser de mayores en Aragón.
Cumplís 50 años. Gràcies Horta Sud, per marcar-nos el nord a les gents que cada dia s’afanyen, ens afanyem, per construir un Món just, on estiga garantida la igualtat, la solidaritat i la llibertat de tots els éssers humans; la plena i efectiva consecució dels seus drets, i el seu accés a la felicitat. Gràcies.