
Que sería de los pueblos sin la vida asociativa
Amelia López – Tècnica de l’Ajuntament d’Aldaia

“Participar en las asociaciones y colectivos de nuestros pueblos es trabajar por el bien común, generar nexos de pertenencia y solidaridad, es crear contextos de socialización, es formar parte del alma de la comunidad”
Cuando nos acercamos a cualquier pueblo vemos vecinos y vecinas en movimiento o sentados compartiendo tertulia, su presencia en el espacio público nos hace llegar el pálpito de un pueblo, vemos su vida en ese ir y venir.
Si nos detenemos un poco más vamos apreciando cómo se relaciona la gente, qué comparten, qué les une, qué les preocupa, qué les ocupa. Esa mirada nos hace caer en la cuenta que los pueblos son redes, que las personas se “enredan” unas con otras según sus intereses, pasiones, esperanzas, luchas, utopías. Y lo hacen generando nudos en las redes, esos nudos fuertes son las asociaciones y colectivos asociativos.
Disfrutar de una fiesta tiene detrás un colectivo festero, pelear por una escuela tiene como impulsora a una AMPA o un movimiento vecinal, un programa para cuidar a las personas dependientes nació de una asociación de familiares o afectados, …la realidad está llena de estas historias. La dinámica social nos dice que ha sido, y sigue siendo, la red de relaciones la que ha llevado a crear un nudo de interés común de confluencia y desde ahí se ha hecho posible una nueva realidad.
En una sociedad individualista, atomizada, poco sensible con la situación de las personas, las asociaciones son la otra cara, la cara de la relación humana, de la empatía, de la acción conjunta para conseguir objetivos colectivos.
Participar en las asociaciones y colectivos de nuestros pueblos es trabajar por el bien común, generar nexos de pertenencia y solidaridad, es crear contextos de socialización, es formar parte del alma de la comunidad.
Los movimientos asociativos han ido transformándose a lo largo de estos 50 años, pasaron por su etapa de implicación política y exigieron cambios democráticos y servicios en los pueblos. Luego se hicieron más introspectivas y se centraron en el interés de sus miembros generando espacios de apoyo mutuo y lugares de expresión de libertad. Con los años se han ido pareciendo más a su sociedad. Ahora son más cambiantes, poco rígidas, casi volátiles, muy al paso de las redes sociales, de movimientos intensos, pero poco extendidos en el tiempo, sin estructuras, es decir, han sabido adaptarse. Aun así, permanecen elementos esenciales que identifican los movimientos asociativos: la unión de las personas para el bien de lo común. Y algunas se han transformado, pero siguen fieles a su historia como los movimientos vecinales, los educativos, los ligados a las actividades deportivas, culturales o de ocio, las que tienen como objetivo las fiestas locales y las tradiciones populares…es decir, un buen movimiento asociativo ligado a los territorios, a cada pueblo.
En la comarca de l’Horta Sud tenemos unidos nuestro destino por muchas cosas: compartimos territorio y problemáticas muy similares. Pero sobre todo porque también hemos tejido redes, la comarca es un elemento potenciador de la realidad de cada pueblo al sentirse parte de una red de pueblos con los que comparte historia, tradiciones, acuerdos…para todo ello hay dos elementos que han sido esenciales: la Mancomunitat de l’Horta Sud y la Fundació Horta Sud.
Para el movimiento asociativo ha sido esencial la Fundación Horta Sud. Sin duda le debe a la Fundación el primer estudio de la realidad del movimiento asociativo de la comarca. Acercarse a conocer esta realidad identificaba claramente el valor que la Fundació dio, y da, siempre al movimiento asociativo como elemento central de la vida de la comarca. Durante todos estos años la Fundació Horta Sud ha producido y promovido estudios, jornadas, formación, expresión, investigación…en torno a la participación y los movimientos asociativos. El estudio más potenciador del movimiento asociativo ha sido el “Estudi d’Avaluació de l’impacte de les associacions de la Comunitat Valenciana” que ha ayudado a poner en valor la aportación de las asociaciones a la vida, el empleo y la economía de los pueblos.
En la comarca se va afianzando la necesidad de contar con personal que centre su trabajo en la participación, en generar tejido social en los pueblos. La Funcació Horta Sud asumió hace tiempo impulsar está línea estratégica, formar a la clase política y técnica. Y ha sabido crear red a través de la “Xarxa Participa” de la que formamos parte los pueblos de la comarca.
“En una sociedad invidualista, atomizada, poco sensible con la situación de las personas, las asociaciones son la otra cara, la cara de la relación humana, de la empatía, de la acción conjunta para conseguir objetivos colectivos”
Este trabajo en red ha llegado a las asociaciones y colectivos de los pueblos en forma de asesoramiento técnico especializado, en formación a las asociaciones, en la confección de una “carpeta de asociaciones”, la serie de publicaciones bajo el nombre “Papers associatius”.
La Fundació es hoy una tutora de la vida de las asociaciones y su defensora más reconocida.
Desde aquí queremos hacer llegar nuestra felicitación a la Fundació Horta Sud por su 50 aniversario, agradecerle su trabajo tan importante y pedirle que siga siendo un elemento estructural en la comarca para apoyar al movimiento asociativo. Gracias y enhorabuena.